Hace un par de semanas que estoy de jornada intensiva. Y la verdad es que voy más cansada que antes.
Duermo menos, me levanto antes, y en mis tardes libres, en lugar de ir a la playa, me pego unas palizas en casa con J. de flipar.
Queda poco, en unos días estará todo terminado y podremos vaguear como nos merecemos.
He llevado 15 días de mucho lío, para variar. Una boda en Madrid, el síndrome nido en casa, médicos, compras… y con este calor tampoco es que se hagan las cosas a la velocidad normal… más bien voy a relentí.
La boda en Madrid fue cojonuda, lo pasé muy muy bien. Con los de siempre y con los nuevos, con todos. La verdad es que me siento muy querida cuando voy allí, ya no es como antes, cuando iba a ver al par de víboras. Ahora es distinto, me siento una más, ni mejor ni peor, una más y punto, y eso me encanta.
Estoy intentando dejar cosas hechas. No se lo que me espera, lees mucho, y te cuentan, pero en realidad, no sabes lo que te viene encima hasta que estás con todo el pastel encima. Así que como no se como tendré que organizarme el tiempo, ni mi vida, estoy adelantando, haciendo los deberes.
Dentista para limpieza y arreglar algún empaste envejecido. Peluquería para hacerme el color y un cambio de look que luego no se si tendré ni tiempo, ni ganas ni dinero (al igual que el dentista) para hacérmelo. Recados varios, en la ferretería, comprar cosas que hacía meses que quería comprar para reparar/arreglar/mejorar algunas cosas en casa y que nunca haces, porque no son importantes ni imprescindibles, pero que cada vez que ves te pones la mano en la frente… “joder, hay que comprar la regleta para esos cables!” , por poner un ejemplo de muchos de esos detalles.
He dejado un poco de lado el balcón. Pero no se porque, me da que para eso tendré mucho más tiempo, ya que estaré más en casa, y además, con este sol ahora es tontería hacerle nada a las plantas. Solo las riego, no puedo hacer más.
Estoy tirando tantas cosas en casa, que me da miedo equivocarme y tirarme a mi misma. Ya empecé por las llaves del coche el otro día. Se fueron derechitas al container… y J. detrás a buscarlas, claro!!!..... No se que haría sin él….
Con la jornada intensiva no rindo tanto en el trabajo, a primera hora estoy dormida y las dos últimas tengo tanta hambre y estoy tan incomoda ya por la postura que no se ni lo que hago. Ahora mismo estoy aprovechando para escribir aquí, que ya tocaba.
La J.I. (jornada intensiva) he llegado a la conclusión de que no sirve para nada, al final solo sirve para tener más tiempo para hacer más cosas. Total, que descansar no descansas una mierda, al contrario, curras en el trabajo y luego en casa, yupi.
Pero madre mía… luego te tumbas en el sofá, cuando no te sientes los pies, la barriga te pesa muchísimo y estás que te falta el aire del cansancio que tienes, y miras lo que has hecho, piensas en todos los recados del día que has acabado con éxito y piensas: Vale la pena!
Vale la pena sobretodo porque luego tienes a una persona maravillosa que te hace la cena y un buen masaje en los pies de postre. CADA DIA! Increíble, no? Sí chicas sí… hay un hombre así en el mundo… pero es MIO! Lo siento.
:)
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